La estación del este de Los Ángeles ha sido durante décadas un centro reconocido de pandillas del LASD, pero no todos los agentes son bienvenidos.
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Parte de Una tradición de violencia, una extensa investigación de más de cinco décadas de abuso, terror y asesinato llevados a cabo por pandillas dentro del departamento del sheriff del condado de Los Ángeles.
Advertencia de contenido: Esta serie detalla explícitamente los actos de violencia (incluido el asesinato) llevados a cabo por funcionarios de ejecución de la ley. Por favor cuídese de sí mismo y vea cómo se siente antes de elegir leer.
Hay por lo menos 24 pandillas dentro del departamento del sheriff del condado de Los Ángeles. Funcionarios de varias agencias gubernamentales, incluida la Junta de Supervisores del Condado de Los Ángeles, el Fiscal de Distrito del Condado de Los Ángeles, el Subcomité Senatorial de Conducta de Oficiales de Policía del Senado de California y la Comisión de Derechos Civiles de los Estados Unidos han escuchado testimonios sobre la violencia infligida a las comunidades a manos de pandillas de agentes. Las pandillas de agentes han asesinado por lo menos a 40 personas, todas ellas hombres de razas oprimidas. Por lo menos 10 de ellos tenían una enfermedad mental. El condado de Los Ángeles mantiene una lista de demandas relacionadas con las pandillas de agentes. Los litigios relacionados con estos casos le han costado al Condado poco más de $100 millones durante los últimos 30 años.
En la sección 186.22 del Código Penal de California, una pandilla criminal se describe como cualquier organización o grupo de tres (3) o más personas que
1. tiene un nombre, símbolo o signo de identificación compartido
2. tiene, como una de sus actividades principales, la comisión de una de una lista larga de delitos en California y
3. cuyos miembros se han involucrado en un "patrón de actividad de pandillas criminales" … solos o colectivamente.
Las pandillas de los sheriffs encajan en la descripción.
A pesar de las peticiones de Knock LA, el departamento del sheriff del condado de Los Ángeles no proporcionó comentarios para la serie.
Las pandillas de agentes tienen un impacto significativo en el funcionamiento del departamento del sheriff del condado de Los Ángeles, y la estación del este de Los Ángeles es el ejemplo más claro. En los últimos 30 años, los litigios relacionados con las pandillas de agentes en la estación del este de Los Ángeles han costado más de 36 millones de dólares a los contribuyentes. La insignia de Fort Apache, que representa un casco antidisturbios y una bota con las palabras “Low profile” (“Perfil bajo”) y “siempre una patada en los pantalones” o “always a swift kick in the pants”, se creó en la estación durante la moratoria chicana, cuando los agentes maltrataron a cientos de personas reunidas para protestar contra la guerra de Vietnam. Aquellas tácticas quedaron inmortalizadas en un mural del logotipo en el suelo de la estación del este de Los Ángeles. La estación ha sido el hogar de varias pandillas de agentes, como los Little Devils, los Cavemen y la última incorporación, los Banditos.
Los Banditos están formados principalmente por personal latino del LASD, y supuestamente, no permiten que las mujeres se conviertan en miembros de pleno derecho. Los miembros tienen un tatuaje común en las piernas de un esqueleto con bigote espeso que lleva un sombrero y una bandolera con una pistola en la mano, todos ellos numerados secuencialmente. Los miembros tienen apodos de la pandilla y utilizan jerga como “ese” y “homes” cuando hablan entre ellos. Un agente declara en una denuncia contra el condado que actividades como la recaudación de fondos, las fiestas de entrenamiento y las barbacoas para el personal de la estación del este de Los Ángeles deben ser “rotuladas” por los Banditos. La pandilla también estableció una cultura en la estación en la que los agentes “trabajan al revés”, lo que significa que arrestan a civiles y después obtienen una causa probable mediante la colocación y fabricación de pruebas.
Entre los líderes actuales se encuentran Rafael “René” Muñoz, alias Big Listo, Gregory “G-Rod” Rodríguez, David “Silver” Silverio, Michael “Bam Bam” Hernández, Silvano “Cholo” García, Vincent Morán y Raymond Mendoza, que se autodenominan shot callers (los que toman las decisiones). Las reuniones de los Banditos se celebran en casa del agente Noel “Crook” López. El grupo adopta la tradición de violencia transmitida por las pandillas que les precedieron y se vuelve contra cualquiera que les cuestione.
Conozca al “padrino del este de Los Ángeles”
Guadalupe López comenzó su carrera en el LASD en 2003. Fue asignada a la cárcel del condado de Los Ángeles hasta que fue transferida a la estación del este de Los Ángeles en 2011, donde comenzó a entrenar para convertirse en oficial de patrulla, según documentos judiciales. Comenzó a entrenar con el oficial de entrenamiento de campo Eric Valdez, a quien los agentes llamaban el “padrino del este de Los Ángeles”.
Durante sus primeras dos semanas de entrenamiento, Valdez asignó a López a trabajar un turno con el agente Christopher Wargo, quien era un prospecto o “cachorro” de los Banditos. En ese turno Lopez vio a Wargo “comprar informes”, lo que significa que Wargo escribía informes de arrestos para otros agentes como parte de la iniciación a la pandilla. Cuando le preguntó a Wargo qué estaba pasando, le dijo que era una aprendiz y que se preocupara de sus propios asuntos. López afirma en su denuncia que, más o menos en esa época, fue objeto de acoso sexual por parte de varios agentes. Muchos de esos hombres eran también miembros de los Banditos. El agente Joshua Smilor, socio de los Banditos, le dijo que tenía que llamar a Valdez “papi” y que tenía que “someterse” al programa de sus “hijos”. El agente Ortega la informó de que había fotos explícitas de otras mujeres del departamento practicando sexo oral con miembros de los Banditos que trabajaban como oficiales de entrenamiento.
López fue informada por otras mujeres del departamento de que Valdez esperaba que las aprendices “femeninas” se “sometieran” a los oficiales de entrenamiento masculinos, lo que significaba que ella tenía que beber, salir de fiesta y proporcionar favores sexuales a petición. Si no cumplía, no pasaría su periodo de prueba y éste podría prolongarse indefinidamente. López también fue objeto de intimidación: En una ocasión, el agente Benjamin Zaredini siguió a López hasta el garaje de la estación del este de Los Ángeles. Le dio una patada a un basurero delante de las personas encarceladas que trabajaban ahí y le gritó a López: “Eh, aprendiz, ¿por qué no vienes aquí y limpias el pinche desmadre que hiciste?”.
A mitad de su entrenamiento, López fue reasignada al oficial de formación Edwin Hernández. Rápidamente se enteró de que había una lucha de poder entre Hernández y Valdez, junto con los socios de los Banditos de este último. Personas familiarizadas con el cisma lo describieron a Knock LA como algo similar a la película American Me (1992), que describe la creación de la mafia mexicana: Valdez fue expulsado de la pandilla por agentes más jóvenes y agresivos. Al parecer, Valdez trabaja actualmente como sargento en otra estación.
La demanda de López afirma que el acoso continuó después de que ella se quejara. “La trataban como a un ama de casa”, dice Gregory Smith, abogado de López. “Una vez que los rechazó, tomaron represalias contra ella”. En noviembre de 2011, el agente Andrew Hernández, socio de los Banditos, miró los pechos de López lascivamente en el pasillo cuando salía de los vestuarios femeninos. Hernández señaló su cuerpo y se dirigió a otro agente diciendo: “¡Mira esto!” y “¿Qué te parece, hermano?”. Le dijo a López: “¿Qué vas a hacer al respecto? ¿Qué vas a hacer?”. El 23 de diciembre de 2011, el agente Eduardo Sánchez, otro socio de los Banditos, insultó a López y le exigió que “se reuniera con él.” Había implicaciones sexuales en su petición y ella le dijo que no se reuniría con él a solas. Sánchez siguió acosándola y le dijo: “No entiendo por qué no quieres reunir conmigo, ¿te preocupa tu reputación?”. Cuando López vio a Sánchez dos días después, volvió a insultarla por no ir “reunirse” con él a solas.
A finales de diciembre de 2011, López, que estaba de servicio, acudió a una llamada prioritaria. El agente Christopher Wargo se dirigió al lugar y bloqueó el carro patrulla de López para que no pudiera moverse y la ordenó que saliera del vehículo. Una vez fuera, Wargo comenzó a gritarle. Cuando ella trató de alejarse subiendo de nuevo al carro patrulla, Wargo le bloqueó el paso y le dijo: “¡Eres un producto de Valdez, y él es Dios en la estación del este de Los Ángeles, y si no te sometes al programa, tendrás problemas aquí!”. En enero de 2012, López volvió a encontrarse con el agente Andrew Hernández en otra llamada. Mientras completaba una entrevista con la víctima, Hernández comenzó a insultarla. Al final de la llamada, siguió a López hasta su carro. Golpeó con las manos en el lateral del vehículo y le dijo: “¿Qué jodidos te pasa? ¡Te reunes con nosotros cuando te digamos!”. Sus respuestas no le satisficieron y le dijo: “¡Vete a la mierda!” y “¡Estás por tu cuenta!”. Alrededor del 16 de enero de 2012, el agente del sheriff Benjamin Zaredini intentó tirar a López al suelo mientras ella llevaba una escopeta cargada. Ella pudo mantener el control del arma pero cayó de espaldas contra una pared, golpeándose la nuca.
A principios de marzo de 2012, alguien publicó en la estación del este de Los Ángeles una solicitud falsa de traslado de personal con el nombre de López. El FTO Hernández llevó la solicitud falsa a la sargento Jennifer Barsh, quien ordenó a López que regresara a la estación. En ese momento, López informó a Barsh sobre el acoso al que había sido sometida por los Banditos. El 8 de marzo de 2012, Barsh archivó una política de equidad (POE por sus sigla en inglés), una práctica que prohíbe la discriminación contra los empleados del condado por diversos motivos, en nombre de López e informó al capitán Henry Romero sobre las amenazas y el acoso por los Banditos. Romero ofreció a López un traslado como respuesta, que ella no creía merecer porque no había hecho nada malo. López también creía que sufriría más acoso si se iba a otra zona. Fue trasladada al turno de día en un intento de aliviar los abusos a los que se enfrentaba, pero seguía trabajando cerca del FTO Valdez y Christopher Valente, quienes habían estado implicados en su denuncia. Los agentes Christopher Wargo, Benjamin Zaredini, Andrew Hernandez y Eduardo Sanchez, que también fueron mencionados, fueron cedidos a otras estaciones.
Tras la presentación de la POE de López, el acoso se intensificó. Según una denuncia, López no disponía de tiempo suficiente para preparar el papeleo administrativo, los supervisores de la estación del este de Los Ángeles se negaban a aprobar sus informes y los detectives no archivaban ni investigaban sus casos. La central se negaba a responder a sus llamadas o a proporcionarle refuerzos. Además, a menudo la enviaban a atender llamadas cuando le quedaban pocos minutos para terminar su turno. Rosa González, una agente que más tarde demandó a la estación, declaró bajo juramento que había oído que se referían a López como “el pegote”.
El 26 de marzo de 2012, el agente Zaredini empujó de la carretera el vehículo de López. El 10 de agosto de 2012, el agente Troy Krautkramer, quien también había sido cedido como resultado de la POE de López, se acercó a ella en el estacionamiento detrás de la estación del este Los Ángeles y utilizó su vehículo para rociar con tierra a López. El 25 de octubre de 2012, su carro fue vandalizado mientras estaba aparcado en la estación del este de Los Ángeles.
Según la denuncia de López, los empleados que habían sido trasladados como resultado de su denuncia fueron devueltos a la estación del este de Los Ángeles el 27 de diciembre de 2012, sin que ella recibiera notificación previa. Inmediatamente comenzó a experimentar dolores en el pecho y dificultad para respirar, y se le diagnosticó un estado de preinfarto de miocardio inducido por el estrés. Fue dada de baja médica. López intentó volver al trabajo poco más de un mes después, pero se encontró con el mismo acoso que antes. Su médico volvió a darle baja médica. El 10 de abril de 2013, López encontró una rata muerta debajo de la puerta del lado del conductor de su vehículo. Al día siguiente, le tiraron huevos al carro y alguien escribió “fuck you” en la ventana trasera. Se apuntó al examen de sargento para buscar un ascenso en julio de 2013, pero no pudo hacerlo debido al acoso continuo, a pesar de que no acudía a la estación con regularidad.
El 8 de agosto de 2013, se terminó la baja por incapacidad de López y fue autorizada a volver al trabajo. Se puso en contacto con la unidad de vuelta al trabajo (Back to Work Unit), pero le dijeron que no podían ayudarle y le aconsejaron que se pusiera en contacto con el director de la estación. López habló con la sargento Betty Lascono, quien la colocó en el horario para volver a trabajar al día siguiente. Lascono volvió a ponerse en contacto con ella y le dijo que se presentara a trabajar el 11 de agosto. López estaba nerviosa por volver a un entorno hostil, así que se puso en contacto con la asociación de agentes del Sheriff de Los Ángeles (ALADS por sus siglas en inglés), que le dijo que no podían ayudarle. Más tarde, Julie Patrelli, representante sindical de ALADS, se puso en contacto con López y le dijo que James Wolak, capitán del este de Los Ángeles, estaba dispuesto a enviar a López a la estación de Cerritos.
López le dijo a Patrelli que iría a cualquier lugar excepto al este de Los Ángeles. Patrelli volvió a ponerse en contacto con ella y le dijo que de hecho iría a la ubicación del Hospital USC de la Oficina de Servicios del Condado. También le dijo a López que se pondría en contacto con ella el 11 de agosto con un horario de trabajo, que López recibió. La siguiente vez que tuvo noticias de Patrelli, informó a López de que Wolak no la enviaría al hospital. En su lugar, Patrelli programó una reunión con López y el comandante de división Henry Romero, que había sido su capitán en el este de Los Ángeles. Patrelli se negó a acompañar a López a la reunión o a enviar a cualquier otra representación sindical diciendo: “¡Deberías estar agradecida de que el comandante Romero esté dispuesto a reunirse contigo!”.
Durante la reunión del 14 de agosto de 2013, Romero preguntó a López a dónde quería ir. Le mostró un formulario de solicitud de transferencia con dos opciones: las estaciones de San Dimas o Walnut. La informó de que sería cedida a Century Station con la aprobación de su traslado pendiente, pero se negó a darle una copia de la documentación.
Una vez que llegó a la estación Century, López fue asignada a la liga de actividades juveniles (Youth Activity League), lo que afectó significativamente a sus perspectivas profesionales, según su demanda. El teniente David Infante, quien anteriormente trabajaba en la estación del este de Los Ángeles y conocía la denuncia, hizo saber a la sargento supervisora de López, Verónica De La Rosa, que no quería a López en la estación Century. En diciembre de 2013, López fue informada de que si no solicitaba inmediatamente un traslado a la estación Century, tendría que volver al este de Los Ángeles. Intentó ponerse en contacto con Romero para conocer el estado de su solicitud de traslado, pero supuestamente no estaba disponible. López se dirigió al comando del área para solicitar una copia de la documentación y descubrió que nunca se había archivado.López presentó una demanda contra el condado de Los Ángeles en 2014 y finalmente llegó a un acuerdo por 1,5 millones de dólares, financiado por los contribuyentes. Pero su abogado, Gregory Smith, dice que el daño ya estaba hecho. “Dejó el departamento. Estaba muy dañada por lo que pasó”, dice a Knock LA. Dice que López abandonó California en un intento de dejar atrás el trauma. “No estaba en un buen momento”. Muchas de las personas que acosaron violentamente a López siguen en el departamento. Eric Valdez y Verónica De La Rosa fueron ascendidos al rango de sargento, que matenín en 2019. David Infante fue teniente tan recientemente como en 2019. Joshua Smilor, Benjamín Zaredini, Andrew Hernández, Eduardo Sánchez y Troy Krautkramer eran agentes a partir de 2019.
Desbrozando el problema
Rosa González se convirtió en el último blanco de los abusos de Banditos en diciembre de 2011, poco después de llegar a la estación del este de Los Ángeles. González declaró bajo juramento que en el verano de 2013, poco después de que le dieran el día libre y mencionaran sus planes de viajar a Hawái, recibió un mensaje de texto enviado a un grupo en el que estaba con el agente del sheriff José Rauno. En el mensaje, decía que la Reina FUPA, que significa Fat Upper Pussy Area (“Área gorda superior al coño”), no iba a llegar hoy al trabajo porque se iba a Hawái. Mientras estaba bajo juramento en una declaración, Rauno confirmó que envió el mensaje al grupo. En 2014, González hizo el examen para convertirse en oficial de entrenamiento de campo, y en julio de ese año, la oficial maestra de entrenamiento de campo Angélica Estrada asignó a González para ser mentora de los nuevos agentes. Pocos días después, fue convocada a la oficina de los comandantes en vigilancia por los sargentos Hish y Florence, quienes no eran sus supervisores. Hish le dijo que González supuestamente había hecho una novatada a un agente, cosa que ella niega. Ambos le exigieron que renunciara inmediatamente a su puesto de mentora, y fue destituida al día siguiente.
Alrededor del 4 de agosto de 2014, González presentó una queja formal contra el sargento Peter Hish, un presunto miembro de lo Banditos, y el sargento Joel Flores, un miembro tatuado admitido de la pandilla, alegando que fue objeto de discriminación de género. González fue trasladada a la estación de Norwalk, pero no se tomaron medidas contra los sargentos. A pesar de que González obtuvo buenos resultados en el examen de promoción a sargento, fue rechazada repetidamente para el ascenso. Incluso afirma que Hish manipuló su puntuación para evitar que ascendiera de rango. En lugar de investigar su reclamación, el departamento empezó a investigarla. González desarrolló hipertensión y una afección cardiaca que provocaron su retirada del servicio. González presentó una demanda contra el condado en abril de 2016. “Tuvimos un capitán que tuvo la amabilidad de llevarla [a su unidad] y ella simplemente se escondió”, dice el abogado de González, Gregory Smith. Su caso se resolvió por un millón de dólares en 2019. Smith dice que el actual sheriff Alex Villanueva se puso en contacto con González después de asumir el cargo y la ayudó a estudiar para el examen de sargento. González aprobó el examen, y Smith dice que actualmente es sargento de patrulla.
Ganarse las bandas
Los agentes Gregory Rodríguez, Mónica Farías, Steven Miller, Alejandro Lomeli y Marc Elizondo se abalanzaron sobre él. “Un agente lo agarró y lo esposó. Lo empujó contra el carro de policía. Le cogió las manos y se las dobló tanto por detrás de la espalda que se le veían los dedos detrás de las orejas y le desgarró el hombro”. El informe describía falsamente a Gray intentando abrir la puerta de la patrulla. Varios vídeos grabados en el lugar de los hechos le muestran de pie a varios metros del carro hasta que es detenido y puesto bajo custodia. Orange afirma que Gray le dijo que había sido golpeado por varios agentes. “El agente del sheriff no paraba de golpearlo en los testículos y de llamarlo mono. Y siempre que eres un hombre negro, que alguien te llame mono, en mi libro, eso es racismo”, dice Orange a Knock LA. Gray fue detenido de nuevo el 15 de octubre de 2012. Un agente se presentó en su casa cuando Gray estaba metiendo un carro en la entrada. Según la demanda, el agente detuvo, golpeó y registró a Gray sin sospecha razonable ni causa probable.
Gray fue acusado y procesado por obstruir intencionalmente el cumplimiento de las funciones de un agente de la ley. El fiscal desestimó los cargos en una vista previa al juicio tras revisar el vídeo del celular de la detención de Gray. Gray presentó una demanda contra el Condado y aceptó un acuerdo de $549.000 dólares, financiado por los contribuyentes. Gregory Rodríguez fue acusado de perjurio por la oficina de la entonces fiscal Jackie Lacey por mentir en su informe. Sin embargo, fue declarado inocente por un jurado.
Orange dice que no cree que Lacey estuviera interesada en procesar a agentes de policía. “Pero no creo que tuviera elección en este caso porque el vídeo y el informe estaban en todas las noticias y en el internet… [ella] no estaba interesada en ganar el caso en mi opinión”. La fiscalía no puso los recursos adecuados para llevar el caso. Fui al juicio durante uno o dos días y la fiscal adjunta que llevaba el caso no tenía compañero. No tenía investigadores. No tenía asistentes llevando el caso. Y según tengo entendido, a ella le hubiera gustado tener todo eso”.
Rodríguez fue dado de baja del departamento como consecuencia de los cargos, pero más tarde se le devolvió el puesto y regresó al departamento. Su regreso, junto con el ascenso de otros socios de los Banditos, consolidó el control de la pandilla sobre la estación. Ahora los Banditos dirigían la estación del este de Los Ángeles.
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