A medida que los 3000 Boys continuaron haciendo metástasis en el sistema penitenciario del condado, surgieron litigios masivos y otra pandilla se engendró de ellos.
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Parte de Una tradición de violencia, una extensa investigación de más de cinco décadas de abuso, terror y asesinato llevados a cabo por pandillas dentro del departamento del sheriff del condado de Los Ángeles.
Advertencia de contenido: Esta serie detalla explícitamente los actos de violencia (incluido el asesinato) llevados a cabo por funcionarios de ejecución de la ley. Por favor cuídese de sí mismo y vea cómo se siente antes de elegir leer.
Hay por lo menos 24 pandillas dentro del departamento del sheriff del condado de Los Ángeles. Funcionarios de varias agencias gubernamentales, incluida la Junta de Supervisores del Condado de Los Ángeles, el Fiscal de Distrito del Condado de Los Ángeles, el Subcomité Senatorial de Conducta de Oficiales de Policía del Senado de California y la Comisión de Derechos Civiles de los Estados Unidos han escuchado testimonios sobre la violencia infligida a las comunidades a manos de pandillas de agentes. Las pandillas de agentes han asesinado por lo menos a 40 personas, todas ellas hombres de razas oprimidas. Por lo menos 10 de ellos tenían una enfermedad mental. El condado de Los Ángeles mantiene una lista de demandas relacionadas con las pandillas de agentes. Los litigios relacionados con estos casos le han costado al Condado poco más de $100 millones durante los últimos 30 años.
En la sección 186.22 del Código Penal de California, una pandilla criminal se describe como cualquier organización o grupo de tres (3) o más personas que
1. tiene un nombre, símbolo o signo de identificación compartido
2. tiene, como una de sus actividades principales, la comisión de una de una lista larga de delitos en California y
3. cuyos miembros se han involucrado en un "patrón de actividad de pandillas criminales" … solos o colectivamente.
Las pandillas de los sheriffs encajan en la descripción.
A pesar de las peticiones de Knock LA, el departamento del sheriff del condado de Los Ángeles no proporcionó comentarios para la serie.
En marzo de 2011, la cárcel central de hombres era sinónimo de violencia y tortura. Los Angeles Times reportó en 2011 que el departamento transfería rutinariamente a los agentes condenados por delitos o declarados culpables de mala conducta grave a la cárcel del condado como una forma de mantenerlos alejados del público. En la oscuridad, los 3000 Boys continuaron desatando su ira sobre sus víctimas.
Alrededor de las 7:30 a. m. del 11 de marzo de 2011, William Tillman dice que lo despertaron los sonidos de una película pornográfica proveniente de la cabina de control del agente, algo que ocurre regularmente según la denuncia de Tillman. Tillman vio al agente Armando Ibarra salir de la cabina y decirle a alguien adentro: “Esta es mi parte favorita. Ponle pausa.” Ibarra completó un recorrido de seguridad por el piso y en su camino de regreso al área de oficiales, alguien gritó: “Lo que están haciendo es gay. Ustedes son homosexuales”, seguido de un coro de personas encarceladas repitiendo lo mismo.
Unos días después, Anthony Brown, quien actuaba como informante federal para una investigación del FBI en las cárceles del condado de Los Ángeles, se acercó a Tillman y le dijo que los agentes Lance Moorman e Ibarra creían que Tillman había estado “hablando mierda”. El 25 de marzo, el agente Moorman le dijo a Tillman que sabía que Tillman había estado detrás de los comentarios que decían: “Nosotros, los 3000 Boys. Los agentes de este piso les permiten salirse con la suya demasiado. La policía aquí es demasiado blanda. ¡Esa mierda termina ahora!” Moorman golpeó a Tillman mientras el prisionero estaba esposado y boca abajo en el suelo. Ibarra se unió pateando a Tillman y echándole gas pimienta en la cara. Moorman ordenó al asistente de custodia Engelbert Perez que “fuera a buscar el taser”, que luego usó tres veces en la espalda de Tillman. La golpiza se detuvo cuando Ibarra apartó a Moorman de Tillman.
Tillman fue llevado a la clínica médica de la cárcel, donde un sargento y un teniente lo entrevistaron mientras estaban grabando la entrevista. Cuando se le preguntó qué pasó, dijo: “Estos 3000 Boys me golpearon sin razón”. El teniente ordenó al camarógrafo que “cortara la cámara”. Tillman fue llevado al centro médico del condado de Los Ángeles-USC y le dieron 35 puntos en la frente, dejándolo con una cicatriz permanente. Al regresar a la cárcel, Tillman fue puesto en confinamiento solitario. Presentó una demanda ante el condado y se conformó con $100,000, pagados por los contribuyentes.
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Algunas personas que visitaron la cárcel central de hombres (MCJ, por sus siglas en inglés) se encontraron encarceladas por cargos falsos, o hasta por ningún cargo. Según una acusación federal, una cónsul general austríaca y su esposo fueron esposados y detenidos ilegalmente por agentes cuando ella intentaba visitar a una ciudadana austríaca en la cárcel, a pesar de que no podía ser arrestada ni enjuiciada, ya que sus acciones formaban parte de sus deberes oficiales. Otro visitante fue acusado falsamente de resistirse a un oficial y perturbar la paz después de que el agente Noel Womack le fracturara el brazo. El visitante fue esposado, llevado a una sala de descanso para empleados y empujado contra un refrigerador, cortándose la cara. Estuvo recluido en la MCJ durante cinco días. No se presentaron cargos.
Gabriel Carrillo, padre de dos hijos, fue a visitar a su hermano que fue encarcelado el 26 de febrero de 2011. Inmediatamente después de registrarse, los agentes examinaron su identificación y comenzaron a susurrar, según su denuncia. A la novia de Carrillo se le cayó un celular al piso, los cuales, sin que ella lo supiera, no estaban permitidos en el área de visitas. La esposaron y la escoltaron de inmediato a la sala de descanso, donde la interrogaron sobre con quién había ido a la cárcel y si también tenían teléfonos. Ella respondió que podía ser.
El agente Pantamitr Zunggeemoge y otro agente esposaron a Carrillo y lo escoltaron a la sala de descanso. Una vez ahí, sacaron a su novia de la habitación y luego un grupo de agentes, entre ellos Fernando Luviano (quien golpeó a Michael Holguín) y Sussie Ayala (quien estuvo presente en la pelea de Quiet Cannon), lo tiraron al piso, pateándolo y golpeándolo. Un oficial colocó una rodilla en la espalda de Carrillo para evitar que escapara. Zunggeemoge testificó que le echó gas pimienta en la cara a Carrillo. Cuando terminó el ataque, Carrillo fue atendido por paramédicos y llevado a una sala de entrevistas. ABC7 obtuvo imágenes de Carrillo hablando con los agentes, diciendo que no sabía quién lo había golpeado. Los agentes Zunggeemoge, Noel Womack, Ayala, Luviano y el sargento Eric González elaboraron una historia, alegando que Carrillo intentó escapar durante la toma de huellas dactilares e intentó pelear contra el grupo de agentes. Carrillo fue acusado de resistirse a un oficial de policía y procesado hasta octubre de 2011, cuando el fiscal de distrito del condado de Los Ángeles finalmente retiró los cargos.
Zunggeemoge y Womack aceptaron acuerdos de culpabilidad a cambio de su testimonio sobre la golpiza a Carrillo. Zunggeemoge recibió seis meses de arresto domiciliario mientras que Womack recibió nueve meses de arresto domiciliario y 640 horas de servicio comunitario. El agente Byron Dredd, que participó en el encubrimiento, fue juzgado nuevamente por mentir a los agentes del FBI después de que un jurado lo absolviera de conspiración y de escribir un informe falso. Fue sentenciado a un año en una prisión federal. Eric González fue sentenciado en noviembre de 2015 a ocho años en una prisión federal por su papel en el caso. Sussie Ayala fue sentenciada a seis años en una prisión federal en 2019 por su papel en la golpiza. Según el Los Angeles Times, parecía sin emociones cuando los sheriffs federales la sacaron de la sala del tribunal. El agente Fernando Luviano fue condenado a siete años de prisión federal por su participación en el ataque a Carrillo. Cuando fue puesto bajo custodia, el LA Times informó que “lloraba suavemente mientras vaciaba sus bolsillos”. Carrillo presentó una demanda de derechos civiles contra el condado y llegó a un acuerdo por $1.2 millones, pagados por los contribuyentes.
Pero ni siquiera el Departamento de Justicia de EE. UU. pudo detener la proliferación de las pandillas de agentes. Los Vikings en el liderazgo habían dado su bendición, y ahora diferentes conjuntos estaban trabajando juntos para infligir violencia y terror tanto a los hombres encarcelados como a cualquier oficial que se atreviera a cuestionar a las pandillas.
Los 3000 Boys conocen a los Vikings
En o alrededor de julio de 2011, el agente Michael Rathbun fue asignado a Operations Safe Jails (Operaciones cárceles seguras, OSJ por sus siglas en inglés), una unidad de inteligencia de pandillas dentro de las cárceles del condado. Rathbun trabajó con el agente James Sexton, cuyo padre se desempeñó como jefe dentro del departamento. Rathbun y Sexton se especializaron en convertir a miembros de bandas de supremacistas blancos en informantes. En agosto de 2011, el teniente Greg Thompson, su jefe y un Viking tatuado, ordenó a Rathbun, Sexton y otros miembros de OSJ que transfirieran y escondieran a Anthony Brown, un hombre encarcelado que actuaba como informante del FBI. Las órdenes provinieron directamente del sheriff Lee Baca y el Undersheriff Paul Tanaka y años más tarde ambos terminaron en una prisión federal por obstruir la justicia.
En febrero de 2012, uno de los informantes de Rathbun y Sexton les dijo que el agente Joseph Britton supuestamente le estaba pasando información a Charles “Fritz” Reimer, el principal mandamás de la supremacía blanca en el sistema penitenciario del condado. A cambio de información, Reimer le prometió a Britton tatuajes gratis en su tienda en West Valley de parte de su socio, “Pest”. Según la denuncia de Rathbun y Sexton, sus sospechas se detallaron en un memorando a Thompson. Thompson informó de inmediato a Britton, lo que le dio la oportunidad de cubrir sus huellas, revelando la tapadera del informante. Al mismo tiempo, el asistente de custodia Remington Orr, que es negro, desarrolló una relación inapropiada con una pandilla negra: lo atraparon en una redada de drogas y lo despidieron. Posteriormente, el agente Mickey Manzo escribió un correo electrónico, que circuló entre el personal de la OSJ, menospreciando a las personas negras. Thompson no hizo nada.
Una vez que se descubrió la mentira del informante de Rathbun y Sexton, lo sacaron de la custodia protectora y lo trasladaron a la población general, donde era vulnerable. Poco después del traslado, alguien trató de apuñalarlo en las regaderas. El equipo de OSJ no tuvo una explicación de por qué el hombre fue trasladado, pero luego se le dijo a Sexton que se trataba de un “mensaje” de Thompson, su jefe, de que sucederían cosas malas si Rathbun y Sexton no retiraban su queja sobre la relación entre agentes y supremacistas blancos. Poco después, apareció misteriosamente en Youtube una entrevista confidencial con Sexton. Thompson se negó a investigar. Thompson también descubrió que Sexton recibió una llamada del Los Angeles Times y les dijo a él y a Rathbun que habrían graves consecuencias por hablar con la prensa. La intimidación continuó. Rathbun recibió literatura sobre la supremacía blanca en su casa, y otro agente de la OSJ le dijo a Sexton que tenía que mantener la boca cerrada sobre Thompson y Britton. El hijo de Thompson, quien también es agente, los amenazó repetidamente a ambos.
The Department’s Internal Affairs began looking into the claims but the investigators maintained regular contact with Thompson about their moves. Sexton was contacted in May 2012 by Internal Criminal Investigation Bureau investigator Noe Garcia, a reported Regulator. Sexton says in his complaint that he believed this was retaliation for his whistleblowing. Sexton also learned that one of his informants was routinely beaten by Deputy Michael Camacho. Rathbun saw misdemeanor charges he picked up after a DUI increased to a felony. Sexton and Rathbun met with Sheriff Lee Baca as a final means for relief, which came to nothing. Baca once told KTLA that deputies facing workplace issues should “man up.”
La división de asuntos internos del departamento comenzó a investigar los reclamos, pero los investigadores mantuvieron contacto regular con Thompson sobre sus movimientos. Sexton fue contactado en mayo de 2012 por el investigador de la Oficina de investigación criminal interna Noe García, un Regulator conocido. Sexton dice en su denuncia que creía que esto era una represalia por su denuncia. Sexton también se enteró de que uno de sus informantes era golpeado rutinariamente por el agente Michael Camacho. Rathbun vio cargos por delitos menores que resultaron después de que un DUI aumentara a un delito grave. Sexton y Rathbun se reunieron con el sheriff Lee Baca como un medio final de alivio, que quedó en nada. Baca le dijo una vez a KTLA que los agentes que enfrentan problemas en el lugar de trabajo deberían “hacerse hombres”.
En 2012, Rathbun y Sexton comenzaron a trabajar con el FBI para denunciar las violaciones de LASD de las leyes estatales y federales. Luego de su cooperación, Rathbun fue suspendido sin sueldo y Sexton fue acosado por varios agentes, incluido Gutiérrez, quien se relacionaba con los Vikings. Thompson fue transferido a un puesto codiciado en la División de narcóticos. El LA Times publicó un artículo sobre el informante y las consecuencias. Poco después, Baca convocó a Rathbun y Sexton a su oficina. Ambos hombres expresaron que temían por su seguridad, lo que Baca minimizó.
Rathbun, que es judío, también fue objeto de comentarios antisemitas. Varias personas han dicho, bajo juramento, que Baca repetidamente hizo declaraciones antisemitas, incluso refiriéndose al “dinero judío” en una reunión de capitanes. Sexton fue acosado por el comandante Paul Pietrantoni y amenazado con daño corporal por el agente Camacho. Los investigadores de ICIB le dijeron más tarde a Sexton que el agente Camacho violó el Código Penal, pero que el fiscal de distrito de Los Ángeles nunca presentaría cargos penales.
En agosto de 2012, Rathbun y Sexton testificaron ante un gran jurado en un caso que resultó en cargos contra 18 miembros de LASD por abuso en la cárcel. Después de eso, otro oficial le aconsejó a Sexton que no ingresara a la estación del Templo por su seguridad. Una vez más, fue acorralado por el agente Thompson, quien supuestamente fue enviado por Baca y Tanaka. El carro de Rathbun fue destrozado. Los agentes Mazo y Gerard Smith les dijeron tanto a Sexton como a Rathbun que sufrirían daños físicos si no dejaban de denunciar. Varios funcionarios de LASD de alto rango expresaron su preocupación de que el teniente Thompson intentaría matar a Sexton y Rathbun. Luego, se difundieron públicamente sus archivos de personal, a los que generalmente solo pueden acceder los funcionarios de LASD. También se recomendó el despido de Rathbun, a pesar de que numerosos empleados de LASD no han sido despedidos por recibir múltiples DUI.
Rathbun y Sexton presentaron denuncias de derechos civiles, que aún están en curso a la fecha de publicación. Posteriormente, Sexton fue condenado por obstrucción de la justicia por su papel en ayudar a ocultar al informante federal Anthony Brown. Muchas de las personas que informaron continúan sirviendo en el departamento en 2019, incluidos los agentes Joseph Britton, Michael Camacho, Matthew Thompson, Mickey Manzo y Gerard Smith. El investigador interno y presunto Regulator Noe García fue ascendido a teniente en 2013 luego de estos incidentes, y ocupó ese puesto en 2019. El teniente Gregory Thompson se retiró en 2013 y fue sentenciado por su papel en la obstrucción de la justicia en la investigación del FBI. Se retiró del departamento y parece estar cobrando una pensión, al igual que el excomandante Paul Pietrantoni.
La influencia de los 3000 Boys resultó la creación de una pandilla enfrente de ellos: los 2000 Boys
Según el informe de la Comisión de ciudadanos sobre la violencia en la cárcel de 2012, los 2000 Boys es una pandilla de agentes basada en el bloque 2000 de la cárcel central de hombres. Al igual que los 3000 Boys, comparten un tatuaje común en la pantorrilla que representa el número romano “II”, obtenido al golpear a los reclusos bajo su custodia y luego presentar informes falsos para encubrir el abuso. Un oficial de custodia en el bloque 2000 fracturó el hueso orbital de un prisionero no combativo para “ganarse” su tatuaje.
La Unión Estadounidense de Libertades Civiles del Sur de California (ACLU, por sus siglas en inglés) presentó una denuncia federal de derechos civiles en nombre de dos hombres encarcelados que fueron golpeados y amenazados por los 2000 Boys. Alex Rosas y Jonathan Goodwin también fueron testigos de otros hombres abusados por los agentes. Varias personas que trabajan o están encarceladas en la cárcel también informaron a la ACLU de años de incidentes de violencia que presenciaron.
Los siguientes abusos por agentes fueron brutales y abarcaron casi una década. Knock LA está publicando términos clínicos descritos en el caso Rosas & Goodwin para ilustrar la gravedad de la conducta de las pandillas carcelarias.
El 10 de octubre de 2003, Mario Ochoa fue testigo de cómo un grupo de agentes golpeaba a un hombre que padecía una enfermedad mental, lo que le dejó con los ojos hinchados y cerrados.
En junio de 2006 en Twin Towers, un oficial que escoltaba a un grupo de prisioneros, incluido Frank Mendoza, les dijo “ustedes caminan como niñas”. Mendoza, un hombre gay que fue encarcelado por embriaguez pública, le dijo a otro prisionero en la fila: “Hay un hombre que no está seguro de su masculinidad”. El agente agarró a Mendoza, lo empujó contra la pared y lo amenazó diciendo: “Ten cuidado. Te voy a enseñar que tan hombre soy. Te voy a buscar”. Más tarde esa noche, el agente agredió y violó a Mendoza. Otro agente lo encontró desnudo y temblando en su celda y le preguntó qué le pasaba. Cuando Mendoza denunció que había sido violado por otro agente, el empleado del LASD respondió: “No te veo nada mal”. La Oficina de revisión independiente (OIR, por sus siglas en inglés), un grupo de supervisión civil que supervisó a LASD desde 2001 hasta julio de 2014, revisó el caso de Mendoza en 2013. Según el informe, Mendoza presentó una denuncia de presunto uso de la fuerza ante una comandante de vigilancia, quien dijo a los investigadores que ella creía que Mendoza había confundido un registro desnudo de rutina con una agresión sexual. Ella no llevó a cabo una investigación de agresión sexual ni generó un informe criminal. Mendoza no fue entrevistado sobre el ataque y no se reunieron pruebas forenses. Cuando se lanzó un grupo de trabajo interno en 2012 para investigar las denuncias denunciadas ante la ACLU por cargos penales, el fiscal de distrito se negó a presentar la denuncia. El caso fue remitido a Asuntos internos del departamento, pero debido a que se informó después del plazo de prescripción de un año para las investigaciones internas, no se tomó ninguna medida disciplinaria.
Alrededor del 30 de diciembre de 2007, un oficial golpeó repetidamente la cabeza de Robert Powell, de 58 años, contra una pared.
En febrero de 2008, después de que Peter Johnson, que usa silla de ruedas, se quejara de las condiciones de la cárcel, los agentes Ochoa, Reynoso y Saldivar lo sacaron de la cama y le dieron patadas y rodillazos en las costillas, la espalda y el cuello. Posteriormente, los agentes le arrojaron gas pimienta en la cara y lo empujaron de su silla de ruedas.
En octubre de 2008, el agente Cinderelli esposó a Drequinn Johnson para transportarlo a una visita legal. Cinderelli detuvo a Johnson en el pasillo cerca del agente Grant, a quien se consideraba un agente “novato”. Cinderelli le dijo a Grant: “Esto es entrenamiento, aquí es cuando obtienes tu primera fuerza”, es decir, su primer incidente de uso de fuerza. Cinderelli luego empujó a Johnson contra la pared y lo golpeó. Johnson cayó al suelo y Grant y otros dos agentes se acercaron y se unieron a la golpiza. Los agentes también le dispararon a Johnson con una taser dos veces en el brazo. Después del incidente, Johnson no pudo ver con su ojo izquierdo durante unas dos semanas. “No fue tratado como un delito en absoluto”, dijo Mendoza.
En febrero de 2009, el capellán de la cárcel, Paulino Juárez, presenció una golpiza en el bloque 3000 en la cárcel central de hombres, donde un hombre quedó inconsciente. Un agente notó que Juárez miraba y les indicó a los demás que se detuvieran, pero otros llegaron y se unieron al ataque. Juárez escribió un informe de la golpiza y se lo pasó tanto a un sargento como a su supervisor en la arquidiócesis. Fue entrevistado por el LASD, pero no supo nada del caso durante dos años. En junio de 2011, Juárez asistió a una reunión con empleados de la arquidiócesis y personal de la oficina de revisión interna y se le informó que el caso se resolvió internamente. En julio de 2011, el sheriff Baca le dijo al capellán Juárez que su informe no estaba incluido en el archivo del departamento sobre el incidente, que describió a Juárez como “exagerando” los detalles de la golpiza. En 2016, dos agentes fueron condenados por su papel en la golpiza: Joey Aguiar fue sentenciado a 18 meses en una prisión federal y Mariano Ramírez a 13 meses por falsificar informes con la intención de obstruir la justicia, según la oficina del fiscal federal.
En marzo de 2009, los agentes golpearon a Daysuan Rushing después de que se reunió con la ACLU diciendo: “Malditos llorones, cuéntenle esto a la ACLU, los reto”. Rushing recibió puntos de sutura en ambos lados de la cara.
En mayo de 2009, los agentes enviaron a otro prisionero a golpear a Emmanuel Benson después de que informara que un guardia lo había agredido el día anterior.
Los agentes empujaron a Darrell Garrett por un tramo de escalones de concreto mientras usaba una restricción en sus muñecas.
En julio de 2009, Phillip Westby discutió con otro hombre encarcelado en Twin Towers. Los agentes lo sacaron de su celda y golpearon su cabeza contra la pared. El agente O’Hardy lo esposó y luego le golpeó la cabeza contra la pared dos veces más. Los agentes O’Hardy y Sandoval luego llevaron a Westby al área de recreación al aire libre, donde lo golpearon repetidamente y luego lo arrojaron al suelo.
En agosto de 2009, los agentes golpearon a Gordon Grbavac durante un encarcelamiento de una semana en Twin Towers; todos los cargos contra Grbavac fueron destituidos.
En septiembre de 2009, en la cárcel central de hombres, el agente Navarro golpeó a Eefrom Jones cuando intentaba regresar a su celda después de la visita de un abogado. Otros agentes se acercaron y se unieron a la golpiza, fracturando el hombro de Jones y rociándolo repetidamente con gas pimienta en la cara a pesar de su asma. Después de que un teniente entrevistó a Jones sobre el incidente dos semanas después, el agente Navarro fue a la celda de Jones para acompañarlo al psicólogo. En el pasillo, Navarro le ordenó a Jones que se desnudara y se inclinara, luego le metió el dedo en el ano. Otros agentes observaron y se rieron mientras Navarro gritaba que ese era su piso y que haría lo que quisiera.
En octubre de 2009, un prisionero negro fue llamado “chango” durante un registro en la celda y fue golpeado. Los agentes que lo atacaron le dijeron: “Nos importa un pito la ACLU. Esta es nuestra casa. No viven aquí”. Jonny Johnson vio a los agentes abusar verbalmente de un hombre mayor de quien se sabía que padecía una enfermedad mental. El hombre tenía una condición que le dificultaba seguir instrucciones. Los agentes arrojaron un sándwich a la cabeza del hombre y comenzaron a burlarse de él. Johnson les dijo a los agentes que dejaran de molestar al hombre, y lo sacaron de su celda y lo golpearon. Más tarde esa noche, se vio obligado a repartir sábanas a otros hombres encarcelados y decir: “Soy marica y los agentes son los mejores”.
Scott Budnick, un voluntario civil que guiaba a prisioneros jóvenes, fue testigo de cinco golpizas de prisioneros por agentes en la cárcel central de hombres entre 2007 y 2009. Budnick reportó un incidente de julio de 2009 al sargento Renfro, quien prometió “meterse en esto de inmediato”. El Sr. Budnick, sin embargo, nunca fue entrevistado sobre la golpiza que presenció. Nunca tuvo noticias del sargento, ni de nadie más del LASD ni de la OIR, sobre una investigación sobre sus denuncias de violencia policial.
En febrero de 2010, agentes del centro de tratamiento correccional de la cárcel atacaron a Devon Mannings, quien sufre de una enfermedad convulsiva. Lo golpearon, usaron gas pimienta y lo dispararon con el taser, causándole una convulsión.
El agente Jason Sather afirmó que fue obligado a golpear a una persona encarcelada con una enfermedad mental en MCJ en abril de 2010.
En Twin Towers, los agentes Bryant y Holland atacaron a un hombre después de que se quejara ante la ACLU por la falta de tratamiento médico para los prisioneros.
Durante aproximadamente una semana en mayo de 2010, los agentes golpearon a Walter Morales dos veces al día con linternas, lo que él cree que fue el resultado de su acusación: dispararle a un oficial de policía.
El 28 de mayo de 2010, el ex policía Matthew Gjersvold, mientras estaba alojado en Twin Towers, se quedó dormido a pesar de la llamada de un oficial para un conteo de personas debido al medicamento para dormir que estaba tomando. El agente Van Du le dijo a Gjersvold que se parara frente a las escaleras y luego lo empujó hacia los escalones de metal. Du luego esposó a Gjersvold, lo llevó de regreso a su celda y tiró de las esposas, lo que provocó que Gjersvold cayera hacia atrás y se rompiera la muñeca.
Un grupo de agentes golpeó a Luis Bueno cuando se dirigía a la iglesia en el MCJ, fracturándole la nariz, desgarrándole un ligamento en el tobillo e inflamando una arteria en su cerebro.
En junio de 2010, el agente Carefoot golpeó tan violentamente a Juan Diego Mares durante un registro de celdas que sufrió una fractura de mandíbula, requirió múltiples cirugías oculares y recibió ocho puntos en la oreja.
Un oficial estrelló a Santiago Sánchez contra un poste luego de una visita con su familia.
Después de pedir un par de zapatos, Jimmie Knott fue obligado a desnudarse hasta quedar en calzoncillos por parte del agente mayor Sánchez y luego lo golpearon.
Joseph Hager fue golpeado cuando intentaba ir a la biblioteca de leyes por los agentes Chávez y González. Cuando terminó, Chávez le dijo: “Traté de matarte. Tienes suerte de que todavía respiras”. La golpiza lo dejó con un hueso roto en la cara. Posteriormente, lo enviaron a segregación disciplinaria y le dijeron que lo acusaban de agresión a un agente.
Custody González se burló de un hombre suicida que salió de su celda pidiendo ver a un psiquiatra y lo empujó de nuevo a su celda. González ordenó al compañero de celda del hombre, Gary Sánchez, que “regulara” al hombre, lo que entendió que significaba golpearlo.
Robert Dragusica fue amenazado repetidamente por los agentes después de reunirse con la ACLU y finalmente fue enviado a segregación disciplinaria por un cargo de contrabando fabricado.
En julio de 2010, los agentes Reza y Milpad golpearon a Rashad Pilgrim mientras esperaba en la fila para recibir medicamentos. El asalto lo dejó con fracturas en la cara, traumatismo craneoencefálico cerrado, una lesión en la oreja derecha y un diente astillado. El mismo mes, un grupo de agentes atacó a Alex Krehbiel y lo puso en segregación después de regresar de una visita con su abogado.
En Twin Towers, el asistente de custodia Bernadino golpeó a Cedric Smith. Los agentes también golpearon a Smith en 2004, lo que lo dejó con una hernia y una cicatriz en la cara.
En agosto de 2010, Keith Nichols se negó a discutir su caso legal con un agente de MCJ, quien respondió pateando repetidamente a Nichols en la parte baja de la espalda y los riñones.
En noviembre de 2010, el agente Stevenson golpeó repetidamente y luego empujó con fuerza a Darrell Rauls en un autobús de transporte de LASD, lo que provocó que cayera.
En Twin Towers, los agentes Ochoa y Paket golpearon a un hombre, dejándolo con la nariz fracturada, riñones y costillas lastimadas, una herida de dos centímetros en la frente y el ojo derecho hinchado. LASD luego lo acusó de agresión contra un oficial de paz y resistencia a un oficial de paz.
Un oficial de MCJ arrastró a un hombre de su litera al suelo y luego le pisó los dedos a propósito. Aproximadamente en ese momento, Steven Moore escuchó a los agentes golpear a otro hombre encarcelado en el cuarto de lavado.
El 18 de noviembre de 2010, en la cárcel central de hombres, varios agentes atacaron a Jonathan Dunlap. Recibió puntos en el párpado y luego fue enviado al hoyo por 20 días, supuestamente por agredir a un agente.
El 26 de noviembre de 2010, el agente Pontonantos golpeó a Erik Camacho, quien se encontraba en silla de ruedas. La silla de ruedas de Camacho colapsó en medio de la golpiza y los agentes lo arrastraron por el piso mientras el agente Gómez lo pateaba. El agente Pontonantos tomó uno de los zapatos de Camacho, lo golpeó en la cara y lo pateó en los testículos.
En diciembre de 2010, el agente Lyon atacó a Michael Cervantes con una linterna y un taser.
En el centro de recepción de prisioneros, el asistente de custodia Martínez y el agente Sims golpearon a Stephan Terán durante un registro y nuevamente durante el procesamiento.
Un oficial de Twin Towers golpeó a Derek Griscavage después de que Griscavage le mostró al oficial su dedo medio.
El 29 de diciembre de 2010, el agente Gomel hizo tropezar a un hombre esposado y le golpeó la cabeza contra el suelo.
El agente Vásquez empujó la espalda lesionada de Michael Campbell, de 60 años, y le golpeó la cabeza varias veces mientras las manos de Campbell estaban sujetas a la espalda.
En enero de 2011, un grupo de agentes atacó a Garry Crumpton en MCJ. Christopher Brown fue testigo de cómo dos agentes en Twin Towers golpeaban a una persona encarcelada que no se resistía y que cayó inconsciente al suelo. Mientras yacían ahí, los agentes continuaron golpeándolos y les dispararon con un taser.
Dos agentes agredieron a Shawn Meyers en un ascensor por sus interacciones con los representantes de la ACLU y dijeron: “Esa es su advertencia”. El agente Carbajal escuchó a Mani Sadri quejarse de haber sido amenazado por otro agente y dijo: “Si se comunica con la ACLU una vez más o si veo que se envían cartas ahí, puedo abrir su celda y decir que fue un error. Haré que los prisioneros entren a tu celda y te acaben. Haz tu tiempo. No te quejes con nadie si quieres salir de aquí con vida. Según el informe de la OIR de octubre de 2013, Sadri ya le había advertido a un sargento que Carbajal lo había amenazado en el pasado. Aunque Sadri presentó varias denuncias, solo se investigó una, e incluso entonces finalmente se consideró infundada. El grupo de trabajo interno a cargo de revisar incidentes por posibles cargos criminales no revisó este caso. Los investigadores de asuntos internos declararon que no pudieron encontrar a los agentes o sargentos involucrados y cerraron el asunto. La OIR estuvo de acuerdo, y no está claro si se tomaron otras medidas.
El 24 de enero de 2011, Esther Lim, la coordinadora del Proyecto cárceles de la ACLU, fue testigo de la golpiza salvaje de una persona encarcelada inconsciente e inmóvil en Twin Towers por parte de los agentes Ochoa y Hirsch.
En febrero de 2011 en Twin Towers, el agente Hernández colocó a la fuerza una linterna de una pulgada contra las nalgas de Rodney Smith, lo que provocó que sangrara. Smith también fue testigo de cómo golpeaban a otra persona encarcelada.
El agente Walker atacó a un prisionero en la cárcel central de hombres después de que se despertó tarde para el conteo de la mañana, lo que provocó una cortada que requirió 40 puntos. Un capellán vio a un grupo de agentes atacando a un prisionero.
El 24 de febrero de 2011, los agentes golpearon salvajemente a César Mancilla en el centro de recepción de reclusos, causándole un pulmón colapsado, dos costillas rotas, una fractura nasal, cuatro dientes rotos y quemaduras en la piel por gas pimienta. Los agentes también golpearon a Stephen Teran en ese momento. Lo dejaron con un collarín ortopédico con un pómulo roto y posible daño a los nervios. El caso fue investigado por el departamento del sheriff y el fiscal de distrito se negó a acusar a los agentes involucrados, afirmando que el uso de la fuerza había sido necesario. La división de custodia encontró que los cargos de Mancilla eran “infundados”, y la OIR estuvo de acuerdo. No está claro si se tomaron más medidas.
En marzo de 2011, en la Cárcel Central de Hombres, el agente Smith tiró una bandeja de comida de las manos de Alberto Carreras, lo llamó un insulto homofóbico y lo golpeó mientras enfocaba los golpes en sus genitales. Más tarde, Carreras sangró por el pene.
Un oficial le dijo a un hombre: “Puedo hacer que te resbales en la regadera la próxima vez y que necesites atención médica seria”. Otro oficial de Twin Towers clavó sus uñas en la piel de Anthony Penmik mientras otro lo golpeaba con puñetazos. El departamento no investigó inicialmente el incidente. Una vez que se presentó la denuncia de Penmik en un caso presentado contra el condado por la ACLU, un grupo de trabajo interno determinó que sus cargos eran “infundados”. El fiscal de distrito se negó a presentar cargos contra el agente. La oficina de revisión interna estuvo de acuerdo con el departamento. No está claro si se tomaron más medidas.
El 16 de marzo de 2011, los agentes Díaz, Rodríguez y Owens rociaron con gas pimienta y golpearon brutalmente a Lawrence Davis, un hombre negro encarcelado, hasta dejarlo inconsciente. La mandíbula de Davis se fracturó y se le rompieron varios dientes. Los agentes también grabaron las letras “MY” en su cuero cabelludo, simbolizando un insulto en español para personas negras que se refiere a los monos. Los investigadores del departamento no entrevistaron de inmediato a los testigos del evento ni revisaron la videovigilancia del incidente. Una investigación criminal completada por el departamento fue enviada al fiscal de distrito yal fiscal de los Estados Unidos. No se presentaron cargos. La división de custodia revisó el caso posteriormente y dictaminó que el caso estaba “sin resolver”. La OIR estuvo de acuerdo. No está claro si se tomaron más medidas.
En abril de 2011, Carlos Cacique fue golpeado dentro de Twin Towers.
En junio de 2011, unx agente de la cárcel central de hombres llamó a Michael Jefferson, que es negro, con un insulto racial y dijo que “no sabe escuchar” y le indicó que se pusiera de cara a la pared. El agente Quintana luego golpeó a Jefferson.
El 20 de junio de 2011, el agente Junenez dislocó el hombro de Clydell Crawford, un hombre encarcelado que previamente ayudó a exponer a la pandilla de agentes Wayside Whities.
El 25 de junio de 2011, un oficial de la cárcel central de hombres golpeó en el ojo y la boca a un prisionero de 57 años en silla de ruedas.
El 12 de julio de 2011, un oficial de Twin Towers golpeó a Charles Celestine contra una pared durante un registro en la celda con tanta fuerza que su prótesis del ojo se salió. Según el informe de la OIR de octubre de 2013, el departamento afirma que desconocía el incidente antes de que la ACLU presentara una demanda en nombre de los hombres encarcelados en la cárcel del condado. Después de eso, un grupo de trabajo interno del departamento investigó los reclamos de Celestine y presentó el caso al fiscal de distrito, quien se negó a presentar cargos. Asuntos Internos luego encontró que las acusaciones eran infundadas. OIR estuvo de acuerdo, y no está claro si se tomaron más medidas. El ojo de Celestine nunca fue reemplazado.
En julio de 2011, los agentes Chaves y Weiner atacaron a Macario García, de 42 años, quien está ciego de un ojo como resultado de una golpiza anterior por los agentes. Cuando intentó ir a una cita médica programada, los agentes le dieron puñetazos, lo patearon, lo rociaron con gas pimienta y lo golpearon. García se quedó con una clavícula rota, puntos y cargos por agredir a un oficial. Arturo Fernández fue agredido por los agentes Guerrero, Portador, Ibarra y Fernando Luviano, este último condenado por su papel en la golpiza a un visitante de la cárcel años después.
En agosto de 2011, los agentes agarraron a Anthony Brown, un informante federal, por la tráquea, lo tiraron al suelo y lo golpearon. Ese mes, se observó al agente Valdez golpeando a un prisionero negro y gritando: “Los odio, malditos monos. ¡Malditos n*****!”
El 24 de septiembre de 2011, los agentes Alatorre y Ewell golpearon a un hombre encarcelado después de que pidiera su medicamento recetado.
El 6 de diciembre de 2011, un oficial golpeó a un hombre en la cara mientras lo escoltaban fuera de la sala del tribunal con las manos esposadas a la espalda. Fue llevado al hospital en una ambulancia donde un médico indicó que el hombre necesitaba puntos de sutura. Sin embargo, dos agentes le dijeron al médico que el hombre estaba bien y salieron del hospital. Un sargento que filmó las heridas del hombre le informó más tarde que podía presentar una demanda, pero que sería una “pérdida de tiempo”.
El 13 de diciembre de 2011, el asistente de custodia Martínez le disparó con un taser a un hombre de 52 años mientras un grupo de agentes lo pateaba.
A principios de diciembre de 2011, el comandante retirado Robert Olmsted, ex capitán a cargo de la cárcel central de hombres antes de ser ascendido a comandante de la división de custodia del LASD, reveló públicamente que el sheriff Baca y otros funcionarios de alto rango del departamento, incluido el Undersheriff Paul Tanaka, conocían desde hace mucho tiempo el patrón de violencia generalizada de los agentes en las cárceles del condado. Olmsted dijo que repetidamente informó a los acusados Baca, Tanaka y al jefe de operaciones de custodia, Dennis Burns, sobre las pandillas de agentes en la cárcel. Burns le dijo a Olmsted que era imposible cambiar la cultura de los agentes en la cárcel central de hombres. El sheriff Baca no hizo seguimiento. El caso de la ACLU finalmente se resolvió con una suma de $950,000 pagada a los demandantes por los contribuyentes.
3000 nunca muere
No todos los que desafiaron a las pandillas de agentes de la cárcel tuvieron éxito en los tribunales. El 11 de diciembre de 2011, Al-Quan Jackson fue transportado a un nuevo módulo dentro de MCJ y sometido a un registro de propiedad donde algunas de sus pertenencias fueron injustificadamente sustraídas, según su denuncia. Luego de protestar por este trato, los agentes Patrick Rivera, Augustine De La Torre Jr., Samuel Aldama, Jason Rodriguez y Kevin Ethridge lo golpearon. Los agentes Joshua Raniag, Salvador Valencia Jr., Lance Moorman, Shawnee Hinchman, David Navarette y James Sharp se mantuvieron al margen y observaron durante el ataque. Después de la golpiza, fue visto por los médicos y luego entrevistado por el comandante de guardia Tracy Stewart, el teniente Edwin Alvarez y la sargento supervisora Nicole Zonver y llevado a detención disciplinaria.
The LASD personnel allegedly conspired to report Jackson for assaulting a deputy, despite the fact that video footage captured the incident. Eventually the charges against him were dismissed. Jackson filed a federal civil rights complaint, which was also dismissed. Many of the LASD personnel involved in the incident have gone on to receive promotions and awards: Ralph Ornelas, who served as a Commander, retired from the department in 2016 and was the Chief of the Westminster Police from 2017 to 2019. While in that post, he was placed on administrative leave after allegedly denying promotions to officers of color, hiring family members, and abusing public resources.
El personal de LASD supuestamente conspiró para denunciar a Jackson por agredir a un oficial, a pesar de que las imágenes de video capturaron el incidente. Finalmente, los cargos en su contra fueron desestimados. Jackson presentó una denuncia federal de derechos civiles, que también fue desestimada. Gran parte del personal de LASD involucrado en el incidente ha recibido promociones y premios: Ralph Ornelas, quien se desempeñó como comandante, se retiró del departamento en 2016 y fue jefe de la policía de Westminster de 2017 a 2019. Mientras estuvo en ese puesto , fue puesto en licencia administrativa después de supuestamente negar ascensos a oficiales de color, contratar a miembros de su familia y abusar de los recursos públicos.
Jason Rodriguez was promoted to sergeant and worked in the department as of 2019. Edwin Alvarez appears to have been the East Los Angeles Detective Bureau Lieutenant as recently as 2019. Stewart worked as lieutenant as recently as 2019 and appears to have served at the Norwalk station in 2018. Hinchman appears to have been promoted to Lieutenant in 2020. De La Torre Jr., Ethridge, Raniag, Valencia Jr., and Moorman were all still deputies as of 2019. Sharp received an award from the department in 2017. Aldama, who was a deputy as recently as 2019, was filmed on tape in a deposition saying he had ill feelings towards Black people. Aldama killed a likely unarmed Black man in 2016.
Jason Rodríguez fue ascendido a sargento y trabajó en el departamento en 2019. Edwin Alvarez parece haber sido el teniente de la Oficina de detectives del este de Los Ángeles en 2019. Stewart trabajó como teniente en 2019 y parece haber servido en la estación de Norwalk. en 2018. Hinchman parece haber sido ascendido a teniente en 2020. De La Torre Jr., Ethridge, Raniag, Valencia Jr. y Moorman todavía eran agentes en 2019. Sharp recibió un premio del departamento en 2017. Aldama, quien era agente en 2019, fue filmado en una cinta en una declaración que decía que tenía malos sentimientos hacia las personas negras. Aldama mató a un hombre negro probablemente desarmado en 2016.
Una sección de la declaración filmada de Samuel Aldama.
El precio de la deslealtad
El agente Ronald Brock, que es negro, demandó al departamento en 2015, alegando que sus superiores lo acosaron, amenazaron y luego lo despidieron por protestar contra el abuso de los prisioneras en las cárceles del condado. Brock había trabajado en la aplicación de la ley en el condado de Los Ángeles durante 17 años en 2010, según su denuncia. Cuando la Oficina de seguridad pública se consolidó con el Departamento del Sheriff del condado de Los Ángeles, se vio obligado a volver a solicitar su puesto y fue degradado de teniente a agente (el rango más bajo del departamento) y asignado a la cárcel central de hombres.
En abril de 2010, Brock fue testigo de cómo miembros de 2000 Boys golpearon a un hombre encarcelado de 50 años frente a él y al sargento Mark Renfrow. Renfrow dijo que no quería que Brock fuera enumerado como testigo del incidente. Al mes siguiente vio a los agentes Juan Guerrero y Michael Rich golpear a un hombre con una linterna fuera de la vista de la cámara del módulo. Brock dice que Renfrow le ordenó que disparara repetidamente con su taser. Posteriormente, Brock escribió un informe policial describiendo el incidente y su oficial de entrenamiento, el ayudante Eduardo Rodríguez, le indicó que mintiera y dijera que el hombre encarcelado golpeó a un ayudante. Renfrow amenazó a Brock hasta que lo cambió. Brock se transfirió a Twin Towers como resultado del acoso continuo en MCJ. Sin embargo, seguía siendo acosado: el agente Mark Gregory le dijo que “tuviera cuidado” porque los agentes de MCJ le habían dado instrucciones para que “rechazaran” a Brock.
En 2012, Brock fue ascendido a agente principal y transferido al centro de detención regional de Century, donde creía que los pandilleros agentes eran trasladados como resultado de investigaciones federales. En enero de 2013, su sargento supervisora, Kimberly Milroy, le ordenó que mintiera sobre la disponibilidad de agentes para el transporte médico, lo que no hizo. Milroy y el sargento Daniel Chavez sobrecargaron las tareas laborales de Brock, lo que afectó su desempeño laboral. En septiembre de 2013, las llantas de Brock se poncharon dos veces en una semana. Denunció el acoso en diciembre de 2013, luego Milroy y Chávez se presentaron en su oficina y lo amenazaron con “cállate”, “o si no”. Más tarde ese día, Brock habló con el teniente Mark Guerrero. Brock dice que Guerrero le contó una historia sobre el dictador norcoreano Kim Jong-Un ejecutando a su tío y a los miembros de la familia de este último por ser desleales.
Brock continuó denunciando. Durante una junta en la instalación en diciembre de 2013, Reina Salazar dijo que casi se desmayó después de que un oficial no la dejó ver a una enfermera durante un ataque de asma. Brock dice que escribió un informe sobre el testimonio de Salazar y los agentes comenzaron a acosarlo. Cuando Brock se quejó con Guerrero sobre el acoso, Guerrero amenazó a Brock hasta el punto de que el oficial llamó al 911. Salió de las instalaciones y se fue a su casa, luego recibió una llamada de Guerrero ordenándole que regresara o lo acusarían de abandonar su puesto. Cuando Brock regresó, lo condujeron a una sala de conferencias custodiada por sargentos armados, donde Guerrero lo interrogó y le ordenó que escribiera una declaración. Al día siguiente, Brock fue relevado de su cargo con goce de sueldo en espera de una evaluación y aprobación psicológicas.
Estuvo de acuerdo con una retención de 5150 durante 72 horas. Brock no fue autorizado para trabajar hasta marzo de 2014, después de múltiples evaluaciones médicas. Se puso en contacto con el FBI y el canal de noticias local KTLA sobre lo que había presenciado y presentó reclamos a la Unidad de equidad y asuntos internos de LASD. En junio de 2014 recibió una evaluación negativa y no fue recomendado para el ascenso, a pesar de sacar muy buenos resultados en la prueba de sargento. (Recuerde, Brock se había desempeñado previamente como teniente antes de su degradación). En diciembre de 2014, recibió una notificación de que lo habían retirado de la consideración para la carrera de sargento custodia porque el departamento lo había clasificado como “no apto física o mentalmente”.
Presentó su denuncia el 12 de febrero de 2015 y dos días después recibió una citación a la estación Century. Durante la reunión, estuvo rodeado de agentes armados de LASD como se lee en un solo documento. El 31 de marzo, Brock recibió resultados psicológicos que lo consideraron no apto para el servicio. Recibió un aviso de que el departamento tenía la intención de colocarlo en licencia administrativa. El 24 de mayo de 2015 fue puesto en licencia administrativa indefinida. El caso de Brock fue desestimado. Fue uno de varios otros denunciantes que intentaron desafiar al departamento, solo para encontrarse con todo el poder de un departamento decidido a mantenerlos callados.
CORRECCIÓN 7/4/2021: Una versión anterior de esta historia identificó al agente Michael Rathbun como un veterano de LASD de 31 años en 2009, y ese fue el año en que comenzó en OSJ. Rathbun en realidad comenzó OSJ alrededor de julio de 2011
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